El país importa semanalmente por la escasez de dólares y espera descargar más de 190.000 m³ de combustible atrapados en Arica.
Bolivia atraviesa una crisis en el suministro de combustibles. La falta de dólares ha obligado a YPFB a importar gasolina y diésel en volúmenes semanales ajustados. “No tenemos dólares suficientes para sobreimportar, solo para importar por semana”, afirmó el presidente de la estatal, Armin Dorgathen, quien también denunció sabotajes internos entre transportistas.
La situación se agrava por conflictos operativos: mientras algunas cisternas acceden a recoger combustible en Paraguay, otras se niegan por amenazas. “Las cisternas que van son amenazadas con pincharles las llantas”, señaló Dorgathen, quien advirtió que ya se rescindieron contratos a empresas que se negaron a operar. “Si no quieren trabajar, que no trabajen”, dijo tajante.
A esta cadena de obstáculos se suma un factor externo: el mal tiempo en el puerto de Arica, Chile. Allí, al menos seis buques con 190.000 metros cúbicos de combustibles no pueden descargar por las marejadas que azotan la costa. “Esperan ingresar al país a medida que vayan pudiendo descargar”, explicó Joel Callaú, gerente de YPFB Logística, desde la Terminal Sica Sica.
Pese a estos contratiempos, las autoridades aseguran que el abastecimiento continúa de acuerdo a lo programado. Asosur respaldó esta afirmación, aunque alertó que los anuncios de paro por parte de algunos sectores del transporte generan compras nerviosas que disparan las filas en los surtidores.
Entre divisas que no alcanzan, conflictos sindicales y condiciones climáticas adversas, el sistema energético boliviano navega aguas agitadas. La estatal petrolera asegura tener el control, pero el fantasma del desabastecimiento se mantiene latente.