Santa Cruz enfrenta una crisis sanitaria por influenza tipo A, con un incremento del 53,9% en los casos positivos y ocho personas fallecidas. En este contexto, la vocera de la Federación de Sindicatos de Ramas Médicas de Salud Pública de Bolivia (Fesirmes), Ruth Aguilera, calificó como “una irresponsabilidad” la declaratoria de alerta roja emitida por el Servicio Departamental de Salud (Sedes), debido a la falta de preparación previa.
“Deberíamos estar vacunando desde marzo, pero las vacunas no llegaron y no se hizo ninguna acción oportuna”, reclamó Aguilera. También denunció la reducción de contratos médicos y el cierre de salas por falta de personal, lo que afecta principalmente a los hospitales de tercer nivel. “¿Cómo se va a declarar alerta roja si no se pueden cubrir las necesidades mínimas de enfermería?”, cuestionó.
El director del Sedes, Jaime Bilbao, informó que desde enero se registraron 1.891 casos sospechosos, de los cuales 1.031 fueron confirmados como positivos. De ellos, el 87% corresponde a influenza tipo A, con predominancia del subtipo H1N1. “Este brote afecta no solo a la capital, sino también a varios municipios del departamento”, indicó.
Según el Sedes, más de 500.000 personas ya fueron inmunizadas; sin embargo, la mayoría de los pacientes contagiados no estaban vacunados. Además, seis adultos mayores permanecen bajo evaluación médica. La institución emitió un instructivo con medidas para reforzar la vigilancia epidemiológica, el uso de barbijos y protocolos en unidades educativas.
“Vamos a estar en alerta roja sin personal, sin medicamentos y sin vacunas”, advirtió Aguilera. “El pueblo debe evitar contagiarse porque no hay forma de protegerse adecuadamente”, concluyó.
